jueves, 27 de noviembre de 2014




EFECTO FOKUSHIMA EN SUIZA

Varios millones de cajitas como éstas tan austeras que veis en la foto han sido enviadas por correo a los hogares suizos. Que qué contienen, os preguntaréis, pues alucinad como lo hago yo: doce pastillas de yoduro de  potasio  para prevenir los efectos de la radiación en caso de que alguna de sus 5 centrales nucleares sufra un accidente. Y parece que va de 5 pues he leído que son 5 los millones de envases repartidos, aunque me parecen demasiadas, y que el coste es de 5 millones de euros, pagando el Estado al menos la mitad y las plantas nucleares el resto. Justifican el dispendio en la prevención de desastres como el de Fukushima, así que si tu casa se encuentra en un radio de 5, otra vez mi número favorito, y 20 kilómetros de alguna de esas centrales, pues te las tomas para evitar que nuestras tiroides retengan esa radiación.

Que qué me parece a mi, no sé qué decir, por un lado tiendo a pensar mal en un país como éste que siempre está preparado para lo peor y en el que todo funciona como la maquinaria de un reloj, suizo, off course. A ver, no han participado en ninguna guerra en todo el siglo XX pero aquí el servicio militar sigue siendo obligatorio, como lo es la práctica regular y obligatoria de tiro para cada uno de los mayores de edad, hasta no sé qué años pero mayorcitos. Juegan a la guerra a la que nunca van y cada hogar y edificio público debe de contar con un búnker, que el de mi vecino está repleto de vino ( el nuestro de maletas), así que ya he parlamentado con él, en alemán!!!, para que llegado el caso, y de encontrarse él ausente, no se ofenda si nos bebemos sus botellas y salimos contentos a contemplar el desastre :-( Y después, claro, es el país neutral cuyos soldados defienden a un Estado Vaticano, que igual son accionistas de su poderosa Banca, esa que predica austeridad y que bien podía invertir su capital en los países y continentes esclavos de los ricos.
Y dejo para el final el pequeño gran detalle de que aquí tienen su sede, y fábricas, las empresas de medicamentos más importantes del mundo, aunque debo decir que yo hasta el gelocatil me lo traigo de España, pues aquí cuesta más del doble :-)

En conclusión, viniendo de un país como el nuestro en el que muchos de los políticos, incluida la recientemente dimitida ministra de Sanidad, Ana Mato,  no sólo no están preparados para ejercer sus cargos, sino que además nos creen idiotas cuando tratan de robarnos frente a nuestras narices, pues casi que me quedo con esta manera paranoica de gobernar del 'por si acaso'. 
Es verdad que Suiza es la caja fuerte del mundo y que hasta hace muy poco tiempo el secreto bancario permitía ocultar fortunas de más que dudosa procedencia, pero al menos he de decir que podíamos imitar su sistema educativo con resultados notables, su principal inversión, y lo que viene después, investigación y patentes, protección social, ecología, muchos puntos suspensivos y también hipocresía, que levante la mano el Estado que se salve de ella.  Lo que no tienen es chorizo;-) que de eso ya nos sobra en España. El día que nos libremos de tantos y tantos, podremos mirar hacia el futuro sin tener que estar siempre consultando al pasado, que como dice nuestro hijo Adrián, es lo que nos impide progresar, y tiene 16 años. Claro que él lo dice porque no entiende para que aprender y recordar tanta fecha inútil en sus clases de Historia, el que estudiarla sirva para no repetirla ya no me vale como argumento. Así estamos.



sábado, 8 de noviembre de 2014

SWISS MIND SMART

Viviendo aquí en Suiza voy fotografiando ideas curiosas que veo en la calle. Ha llegado el momento de mostraros algunas:

Las bicicletas disponen de infinitos caminos urbanos. A diferencia de lo que ocurre en nuestras ciudades españolas, no gastan un euro, digo 1 franco, pintan una raya discontinua en amarillo, y santas pascuas. ¿Os imagináis la cantidad de dinero ahorrado que podíamos haber destinado a otros menesteres? Claro que aquí apenas hay accidentes de bicis porque los conductores de coche son muy tolerantes con los ciclistas. La educación, siempre llegamos a la clave.


























En relación al transporte decir que me encantan los carteles electrónicos que marcan la velocidad a la que transitas, pero con una sonrisa. Y me despierta la mía el ver las letras pintas en el suelo de este aparcamiento. No es que las mujeres del PP puedan aparcar junto a la puerta, es que también está reservado para el resto del género. Una cuestión de seguridad y de elegancia, que somos nosotras las que cargamos con la compra, los niños y se puede seguir con las comas hasta el más allá. Bueno, un poco exagerada que es una.
































En cuestión de máquinas dispensadoras, me quedo con estas dos: la de tabaco, que exige pasar tu dni por el scanner antes de poder comprarlo; y la dispensadora de huevos, lechugas, yogur, activa a partir del cierre de los negocios, a las 18 todo chapado, y el fin de semana. El precio no sube porque es propiedad del mismo granjero que tiene este dispensador de leche y quiere descansar tras su duro trabajo.




























Cajas mágicas, la biblioteca callejera, en este caso junto al lago, tú coges el libro que te apetezca y tú lo devuelves en buen estado, tan simple. Y la otra caja, la de venta de leña, así de ordenado, así de fácil y práctico, como el cajón que guarda las piezas de este ajedrez y que fotografié en una piscina pública.















































Me parece una buena idea que en lugares públicos haya monitores donde consultar las líneas de autobús o la salida de metro y trenes. En este caso era en un centro comercial, pero la mejor de la mejor es la información logística que tienes enfrente de tus ojos cuando esperas a recoger tus maletas en el aeropuerto. Tan simple y tan necesario, más en España, donde las maletas tardan en salir mucho tiempo.



























Y como postre, esta mesa, con una incisión en el medio para colocar todo, vasos, cubiertos y lo que sea…, un buen diseño que quizás hayas visto en otros lugares.


Bueno, abrazos, y sigo tomando nota