martes, 19 de noviembre de 2013

DEGUSTACIÓN MALLORQUINA EN ZUG

Regresé a 'la nube' el domingo por la noche con una maleta cargada de productos típicos de mi tierra adoptiva para hacer patria con quienes la comparten y añoran, mis nuevas amigas hispano-suizas.
Y estuvo bien, más que nada porque por lo que me dijeron después las chicas, que si me hubieran parado en la aduana con el estraperlo... ejem ejem. La imagen Berlanga total fue cuando en la facturación de Palma corroboraron que había clavado  los 20 kilos pero que en realidad son 23 los permitidos, así que saqué el queso de mi maravilloso bolso y el pan, que vaya cara se le quedó a la mujer que me atendía, para sumar así 22 y quedarme tan contenta.
En la foto no se se si distingue pero vamos, que no  olvidé casi nada y nos pimplamos 3 botellas de AN (Anima Negra) de Felanitx, aceite de Sóller, paté de no sé dónde pero que me recomendó comprarlo mi amiga Sole porque le recordaba a su infancia, pates de aceituna, verde y negro, hinojo marino, galletitas Quely (para los de Madrid picos en forma de ojo) y más de lo mismo pero más grandes y de Muro, tomates en aceite, pan mallorquín, quesos de Grimalt, en Santany, almendras ricas ricas de Ametla, con envoltura de hierbas y paprika, camaiot, sobrasada y ensaimada, por supuesto, con sorpresón final, turrones de Can Guixe, hechos en Sóller. Mención especial a los tomates de ramallet cogidos la tarde anterior del huerto de mis amigos Axel y Maribel, en Alaró. En fin, que lo disfrutamos a lo grande y me encantó la locura de traer la compra hasta aquí. Resulta que estas 7 amigas están planificando un viaje para el próximo mes de junio con sus maridos a Mallorca para visitar básicamente bodegas. Apuestas a que me voy con ellas...




viernes, 8 de noviembre de 2013

OTOÑO EN SUIZA... Y EN MADRID... Y EN MALLORCA

Los días del otoño se me escapan sin dejar de sorprenderme a diario por la rendición de la naturaleza ante el próximo vencedor estacional, el invierno, que este año se hace de rogar.
Tantos años en Mallorca viendo caer la hoja del pino, y poco más, y tantos en Madrid sin disfrutar del campo más que de cuando en cuando,  me habían borrado de la memoria la paleta de tonos de esta acuarela que contemplo cada día. Las hojas por fin son libres y disfrutan de su breve libertad antes de que la nieve las acabe de enterrar, brincando por calles y jardines animadas por el viento.
La escena es fabulosa pero no quiero insistir en ella más que por imágenes recientes que corroboran mis impresiones. Lo que quiero contaros es que sigo de zascandil, quedándome con lo mejor de cada lugar, con visita relámpago a Madrid para disfrutar de mi familia y celebrar mi cumple como toca, es decir, en plan gitano, fastos y brindis por una semana entera, con doble ración de cine, que aquí en alemán no me entero de la misa a la media.
Contaros que ya tengo un grupo de amigas españolas en Suiza, el martes pasado fuimos 8 a comer a restaurante y coincidimos con una reunión de ministros que incluía speech por duplicado, así que uno de ellos, sin guardaespaldas ni chóferes, nos pidió de manera muy educada y con mención posterior en su discurso , que si podíamos guardar silencio. Jajaja, qué ejercicio tan difícil para mujeres que celebran el momento del encuentro con conversaciones enfrentadas de esquina a esquina de la mesa.
Y ayer, día de mi debut en el gimnasio galáctico y al tiempo pueblerino, que eso es Zug, nos volvimos a encontrar las chicas, todas ellas casadas con europeos del norte, para catar una serie de vinos de nuestra tierra en una tienda dedicada exclusivamente al vino español. Cinco amigos suizos, cinco socios, amantes de nuestro país, del buen caldo y del golf, que sirven quesos de Mahón!!!! Y chorizo de Revilla :-( En fin, nada es perfecto ni tiene por qué serlo.
Nada que ver con España y si con Venezuela fue la temática de la exposición que visitamos Yves y yo en Zurich esta semana, de la que también os incluyo fotos porque quizás no hayáis oído hablar de la Torre David, un proyecto arquitectónico de rascacielos en la ciudad de Caracas, inacabado tras la muerte de su principal inversor, que permaneció desocupado durante 20 años hasta que familias de inmigrantes, principalmente colombianos, fueron adueñándose de las primeras diez plantas, las más accesibles a falta de ascensor, adaptando los espacios a sus necesidades y organizándose para conseguir agua, luz, seguridad y transporte en 'carro' o motocicleta por las rampas del previsto aparcamiento, incluso con tienda (la foto de las puertas metálicas) gimnasio en la azotea y pesas confeccionadas con las piezas de los ascensores que nunca llegaron a ascender. Me parece un ejemplo de lo que los okupas llaman Utopía y que desde hace un tiempo un grupo de estudiantes de la Universidad de Arquitectura de Zürich les están ayudando a conseguir, y que con bastante probabilidad se imitará en otros lugares donde la crisis actual dejó inconclusas obras faraónicas como de la que os hablo.
Un beso a todos y un descanso, que esta semana próxima voy a Mallorca a poner mi granito de arena para que el Día Internacional Contra el Maltrato Infantil, 19 de noviembre, que como cada año celebramos desde RANA, resuene al menos durante una semana enterita, que qué menos.